domingo, 15 de diciembre de 2013

Cinema Paradiso




Título: Cinema Paradiso
Título: Nuevo Cinema Paradiso
Año: 1988
Duración: 123 min.
Género:  Drama
Director: Giuseppe Tornatore
Director de Fotografía: Blasco Giurato
Música: Ennio Morricone

Ya terminado los exámenes, he podido disfrutar de nuevo de esta obra que recomiendo sin dudarlo. De nuevo aviso, para quien no haya visto la película aún: ATENCIÓN, SPOILERS

Reseña:

Cinema Paradiso (Nuovo Cinema Paradiso) nos cuenta la historia de un joven que desarrolla un gran vínculo con el mundo del cine. En una Italia afectada por la guerra y dominada por la censura de la Iglesia, en joven Salvatore (Salvatore Cascio) encuentra en Alfredo (Philippe Noiret), un veterano operario de cine, la figura paterna que le ayudará a desarrollar su amor por el Séptimo Arte. Sin lugar a dudas, Giuseppe Tornatore logra, en tan solo 123 minutos, hacernos sentir como si hubiésemos vivido toda una vida junto al Cinema Paradiso.


                Entre todos los aspectos que podríamos destacar de esta película (y que nos ocuparía mucho más espacio del que desarrollaremos) nos centraremos primero en la relación con la fotografía. Si bien la fotografía no aparece tal cual en la cinta sí lo hace su “hermano”: el cine. Y el cine es un protagonista más, el elemento clave sobre el que se desarrolla la acción y por el que tantas alegrías y penurias pasan los otros protagonistas.
Podemos ver la infancia de Salvatore, así como otros momentos de su vida, a través de flashbacks que se van dando durante el retorno a su tierra natal. El hilo que enlaza estos recuerdos es ese sentimiento de añoranza, tristeza y casi arrepentimiento que deja ver el Salvatore ya entrado en años (Jaques Perrin). La unión es tan agradable que, como decimos, al terminar la historia sentimos como si hubiésemos sido testigos de toda una vida.
La iluminación (Blasco Giurato) consigue sumergirnos en el ambiente de la época, llevándonos desde las soleadas plazas de Italia, pasando por el interior de las salas de cine, hasta el pequeño cuartillo desde donde Alfredo enseña a Salvatore a manejar el proyector. Los planos enteros, sobre todo al principio, denotan la poca edad de Salvatore, un típico niño de mirada pícara, delgado y acostumbrado a, en cierta medida, a crecer demasiado pronto. La música, de Ennio Morricone (Por un puñado de Dólares) acompaña de manera perfecta al desarrollo de la acción, adecuándose de manera magistral a cada momento de la vida de Salvatore.


                Comentaremos, en el plano de lo personal, que se trata de una de las pocas películas que realmente ha llegado a emocionarnos. Nos demuestra cómo el amor por algo, en este caso por el cine, salva fronteras y no admite barrotes ni censuras. El regalo de un Alfredo ya fallecido a ese joven por el que tanto afecto sintió es algo que va más allá de lo material. Se trata de una declaración de amor, al tiempo que una promesa de libertad y una reafirmación de lo que el cine es capaz de transmitir, tarde o temprano.
Nos gustaría destacar también cómo se desarrolla ese aprendizaje sobre cine en cuanto a Salvatore se refiere. El elemento más importante de su formación es, como hemos comentado, el cariño. Si bien en un primer momento Alfredo se muestra reacio a enseñarle (por el bien del propio muchacho), más tarde lo que prima en el aprendizaje es el afecto.
                Sin lugar a dudas, Cinema Paradiso es un título fundamental para todo aquel que quiera disfrutar del cine. El juego del cine dentro del cine es llevado a un plano muy emotivo por Tornatore, que sabe mantener el corazón en la mano del espectador hasta el último minuto. Un drama que sabe transmitir cómo la pasión, bien conducida y desarrollada, puede transformar y dirigir la vida de alguien por completo.

Y hasta aquí la reseña. Ánimo y a disfrutar de Cinema Paradiso!

Nos vemos!




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