lunes, 23 de septiembre de 2013

Camino a la Perdición




Título: Camino a la Perdición
Título: Original: Road to Perdition
Año: 2002
Duración: 112 min.
Género: Cine negro, Drama, Intriga
Director: Sam Mendes
Director de Fotografía: Conrad L. Hall
Música: Thomas Newman

A continuación, y como primera entrada del blog, subo la reseña de Camino a la Perdición. Debido a que nunca he tenido un blog ni me dedico a hacer reseñas en mis ratos libres agradezco de antemano a quién me chive si cometo algún error o que me proponga mejoras sobre algo. Aviso antes de que alguien siga leyendo el resto de la entrada sin ver la película primero: ATENCIÓN, SPOILERS



Reseña:

    Camino a la Perdición (Road to Perdition) narra durante 112 minutos la historia de Mike Sullivan (Tom Hanks), un gánster de los años 30, que lucha constantemente por proteger la vida de su hijo de 12 años. No es de extrañar que esta película de Sam Mendes tenga tan buena acogida entre los amantes del cine negro desde su estreno en 2002.

     Para comenzar este breve análisis de la obra mencionaremos el “choque” visual con el que comienza la historia. Tras la introducción del gran flashback que nos contará lo ocurrido, un travelling de seguimiento lateral mantiene en plano a una bicicleta. Tras unos segundos, este movimiento se ve enfrentado al de un gran grupo de trabajadores, según podemos deducir, que marchan a pie en sentido contrario. Las direcciones opuestas, así como el hecho de que unos vayan a pie y el chico en bicicleta generan un contraste visual que nos augura el disfrute de la película. La fotografía está presente como testigo silencioso de los crímenes de Harlen Maguire (Jude Law), quién trabaja como asesino a sueldo. Actividad que compagina perfectamente con la de fotografiar cadáveres y sacar así un dinero extra.


     La música es otro de los elementos a destacar. La banda sonora acompaña magníficamente a cada una de las escenas, permitiéndonos, no solo sumergirnos en la historia, sino ver con más claridad si cabe las emociones enfrentadas de los protagonistas. Tanta importancia tiene la música en el film que, en la que hubiese sido la escena más ruidosa de toda la cinta, el sonido de los disparos, los gritos, e incluso la lluvia, se dejan de lado para permitirnos escuchar una tranquila y triste melodía (otro gran contraste).

     En el otro lado de la balanza, tenemos la escena en la que Sullivan acaba con Connor mientras éste se baña. Aparentemente es una escena poco violenta (tan solo se intuye la muerte de Connor), pero el juego de espejos deja ver al final el reflejo del cuerpo ensangrentado con los azulejos salpicados tras él. Y es que Mendes ya nos deleita con un juego de reflejos al comienzo del nudo de la historia: Connor acaba de asesinar a la esposa e hijo menor de Sullivan y se detiene a mirar su reflejo en la puerta, sin saber que tras el cristal el otro hijo de Mike se queda petrificado ante la mirada indirecta del asesino.

     El ritmo es tan medido que mantiene al espectador en tensión y dentro de la historia desde el primer minuto. Mendes presenta planos generales capaces de maravillar, ya sea de forma consciente o inconsciente. Como ejemplo, podemos citar el primer travelling de seguimiento de Jude Law bajo una especie de puente. El movimiento de cámara se combina con el de la óptica para producir lo que podríamos describir “movimiento sin movimiento”.


     La iluminación es la clásica del género: luces duras, atmósfera cargada, sombras en los rincones...
Si nos centramos más en el plano emocional podemos ver cómo la relación padre-hijo, que en un principio se muestra más bien fría, se torna más cercana y cálida tras la muerte de la esposa y el otro hijo de Sullivan. Mike lucha por mantener  intacta la inocencia de su hijo, aunque ésta parece destruida (al final veremos que no es así) desde el incidente con Connor Rooney (Daniel Craig). En este sentido también podemos ser testigos de otro gran contraste: mientras Mike roba el dinero de Chicago en los distintos bancos, vemos cómo su hijo, encargado de recogerle a la salida del robo, va avanzando en sus peculiares clases de conducir. Todo ello hilado con una música inmejorable que nos da un momento de respiro aunque sin llevarse la tensión del todo.

     Camino a la Perdición habla claramente sobre la lealtad, el honor, la venganza, la ambición y la inocencia. Es un mensaje que se transmite a través de una actuación brillante, que vuelve a los personajes transparentes a nuestra mirada. Así podemos ver en los ojos de Mike Sullivan en más de una ocasión esa lucha interna, esa búsqueda del punto intermedio entre la protección de su hijo y la venganza contra Rooney. También podemos apreciar esta tensión emocional el antiguo jefe de Sullivan, el señor Rooney (Paul Newman), quien ama a Mike y tan solo tolera las acciones de su hijo por ser de su misma sangre.



     Para ir terminando, comentaremos que Camino a la Perdición es una película que llega hasta el espectador de una forma especial, independientemente de si éste es seguidor del cine negro o no. La combinación de unas escenas brillantes  con una banda sonora en sintonía no hace más que ensalzar unos personajes ya de por sí poderosos. A pesar del final agridulce el film deja un buen sabor de boca.



Hasta aquí la reseña. Animo a quién no haya visto la peli a que lo haga. Es tanto una buena pieza para los amantes del cine negro como una buena iniciación en el género. 

Nos vemos!