Comienzo a subir las reseñas de las exposiciones que he visitado.
El pasado 17 de Octubre de 2013
asistimos a la inauguración de una pequeña exposición de Frank Gamiz, que tuvo
lugar en Red House, en la calle Amor
de Dios.
Para ir entrando en materia
hablaremos un poco sobre el autor. Frank Gamiz, de nombre Rubén, nació en
Barcelona en 1976. Ha trabajado en los últimos años tanto en pintura como en
diseño y, ahora en la fotografía. Se licenció en pintura en Sevilla y hoy día
trabaja en su doctorado.
En su obra la mujer juega un
papel fundamental, ya que la figura femenina es usualmente el objeto principal
de su trabajo. Su obra Instant Nudes
es una recopilación de imágenes tomadas con polaroids que muestran cuerpos desnudos
de gente anónima que ha posado para el autor. Lo curioso del caso es el medio
en que se toman las fotos pues, la gran mayoría si no todas, están realizadas
en cuartos de baño de bares y locales. Este trabajo, a pesar de poseer una gran
cantidad de desnudos en distintas poses, más o menos provocadoras, lleva a cabo
una abstracción del sentido erótico o provocador que dichas imágenes podrían
transmitir. Se trata en el fondo de una especie de performance. Entre las distintas fotografías podemos encontrar
imágenes más íntimas, explícitas, desenfadadas, espontáneas o más
intencionadas.
La
inauguración, como hemos comentado, se llevó a cabo en Red House, en la calle Amor de Dios, en Sevilla. La obra en sí
estaba agrupada en tres grandes bloques de polaroids, enmarcados como si de una
sola imagen se tratase. Cada uno de los bloques contenía las imágenes tomadas
en lugares distintos. Así, podíamos ver todas las fotografías que se habían
realizado en Madrid, todas las de Barcelona y todas las de Sevilla. Cada una se
tomó con papeles de distintas calidades, dando como resultado un aspecto visual
diferente.
Si bien la obra en sí no era muy
extensa la ubicación que se le otorgó no fue del todo acertada a nuestro
juicio. Los tres grandes grupos se situaron en una lugar muy visible (punto a
favor) pero en un estrecho pasillo formado por el mobiliario del bar. Como resultado,
una vorágine de gente apelotonada para ver las imágenes y unos desubicados
clientes que no entendían qué sucedía a su alrededor.
Lo
que más pudo llamar nuestra atención, sin duda, es la espontaneidad con que las
personas posan desnudas frente a la cámara. Es decir, siempre se piensa que “eso
lo hacen otros”. Pero viendo las imágenes y atendiendo a las explicaciones del
artista nos dimos cuenta de que son personas “normales”, en el sentido de que
no son actores, ni gente que se dedica a eso. Sino alguien como cualquiera de
nosotros que un buen día posa para el fotógrafo en u baño.
El hecho de que el autor
estuviese presente y se mostrase amable al responder a las dudas o dar
explicaciones es un punto a favor de la exposición. La información de primera
mano del autor de la obra es un bien muy preciado que no siempre está
disponible. Es el punto de vista directo desde la fuente.
Para
nosotros, como hemos comentado, la exposición nos transmitió una sensación de
exhibicionismo, erotismo y sensualidad arrancadas de las imágenes, al mostrarse
agrupadas unas de otras. Quedando tan solo un “catálogo” de poses espontáneas
de gente corriente. La idea es muy acertada aunque el impacto inicial que se
siente al contemplarla por primera vez es irremediable.
Nos vemos!
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