Título: Camino a la Perdición
Título: Original: Road to Perdition
Año: 2002
Duración: 112 min.
Género: Cine negro, Drama, Intriga
Director: Sam Mendes
Director de Fotografía: Conrad L. Hall
Música: Thomas Newman
A continuación, y como primera entrada del blog, subo la reseña de Camino a la Perdición. Debido a que nunca he tenido un blog ni me dedico a hacer reseñas en mis ratos libres agradezco de antemano a quién me chive si cometo algún error o que me proponga mejoras sobre algo. Aviso antes de que alguien siga leyendo el resto de la entrada sin ver la película primero: ATENCIÓN, SPOILERS
Reseña:
Camino a la Perdición (Road
to Perdition) narra durante 112 minutos la historia de Mike Sullivan (Tom
Hanks), un gánster de los años 30, que lucha constantemente por proteger la
vida de su hijo de 12 años. No es de extrañar que esta película de Sam Mendes
tenga tan buena acogida entre los amantes del cine negro desde su estreno en
2002.
Para comenzar este breve análisis
de la obra mencionaremos el “choque” visual con el que comienza la historia.
Tras la introducción del gran flashback
que nos contará lo ocurrido, un travelling
de seguimiento lateral mantiene en plano a una bicicleta. Tras unos segundos,
este movimiento se ve enfrentado al de un gran grupo de trabajadores, según
podemos deducir, que marchan a pie en sentido contrario. Las direcciones
opuestas, así como el hecho de que unos vayan a pie y el chico en bicicleta generan
un contraste visual que nos augura el disfrute de la película. La fotografía
está presente como testigo silencioso de los crímenes de Harlen Maguire (Jude
Law), quién trabaja como asesino a sueldo. Actividad que compagina
perfectamente con la de fotografiar cadáveres y sacar así un dinero extra.
La música es otro de los
elementos a destacar. La banda sonora acompaña magníficamente a cada una de las
escenas, permitiéndonos, no solo sumergirnos en la historia, sino ver con más
claridad si cabe las emociones enfrentadas de los protagonistas. Tanta
importancia tiene la música en el film que, en la que hubiese sido la escena
más ruidosa de toda la cinta, el sonido de los disparos, los gritos, e incluso
la lluvia, se dejan de lado para permitirnos escuchar una tranquila y triste
melodía (otro gran contraste).
En el otro lado de la balanza,
tenemos la escena en la que Sullivan acaba con Connor mientras éste se baña.
Aparentemente es una escena poco violenta (tan solo se intuye la muerte de Connor),
pero el juego de espejos deja ver al final el reflejo del cuerpo ensangrentado
con los azulejos salpicados tras él. Y es que Mendes ya nos deleita con un
juego de reflejos al comienzo del nudo de la historia: Connor acaba de asesinar
a la esposa e hijo menor de Sullivan y se detiene a mirar su reflejo en la
puerta, sin saber que tras el cristal el otro hijo de Mike se queda petrificado
ante la mirada indirecta del asesino.
El ritmo es tan medido que
mantiene al espectador en tensión y dentro de la historia desde el primer
minuto. Mendes presenta planos generales capaces de maravillar, ya sea de forma
consciente o inconsciente. Como ejemplo, podemos citar el primer travelling de seguimiento de Jude Law
bajo una especie de puente. El movimiento de cámara se combina con el de la
óptica para producir lo que podríamos describir “movimiento sin movimiento”.
La iluminación es la clásica del género: luces duras, atmósfera cargada, sombras en los rincones...
Si nos centramos más en el plano
emocional podemos ver cómo la relación padre-hijo, que en un principio se
muestra más bien fría, se torna más cercana y cálida tras la muerte de la
esposa y el otro hijo de Sullivan. Mike lucha por mantener intacta la inocencia de su hijo, aunque ésta
parece destruida (al final veremos que no es así) desde el incidente con Connor
Rooney (Daniel Craig). En este sentido también podemos ser testigos de otro
gran contraste: mientras Mike roba el dinero de Chicago en los distintos
bancos, vemos cómo su hijo, encargado de recogerle a la salida del robo, va
avanzando en sus peculiares clases de conducir. Todo ello hilado con una música
inmejorable que nos da un momento de respiro aunque sin llevarse la tensión del
todo.
Camino a la Perdición habla claramente sobre la lealtad, el honor,
la venganza, la ambición y la inocencia. Es un mensaje que se transmite a
través de una actuación brillante, que vuelve a los personajes transparentes a
nuestra mirada. Así podemos ver en los ojos de Mike Sullivan en más de una
ocasión esa lucha interna, esa búsqueda del punto intermedio entre la protección
de su hijo y la venganza contra Rooney. También podemos apreciar esta tensión
emocional el antiguo jefe de Sullivan, el señor Rooney (Paul Newman), quien ama
a Mike y tan solo tolera las acciones de su hijo por ser de su misma sangre.
Para ir terminando, comentaremos
que Camino a la Perdición es una
película que llega hasta el espectador de una forma especial,
independientemente de si éste es seguidor del cine negro o no. La combinación
de unas escenas brillantes con una banda
sonora en sintonía no hace más que ensalzar unos personajes ya de por sí poderosos.
A pesar del final agridulce el film deja un buen sabor de boca.
Hasta aquí la reseña. Animo a quién no haya visto la peli a que lo haga. Es tanto una buena pieza para los amantes del cine negro como una buena iniciación en el género.
Nos vemos!